Cambia Una Palabra y Cambia Tu Vida
Cómo quisiéramos que los demás actuaran de acuerdo a nuestros deseos, ¿no es así? Piénsalo, cuántas veces te has encontrado en una situación en donde piensas que la otra persona debería comportarse de tal manera, o debería decir tal cosa, o debería incluso pensar de tal modo.
A veces tenemos problemas con la pareja, por ejemplo, porque no estamos de acuerdo con la manera como hace ciertas cosas, y caemos en reclamarle y exigirle que haga las cosas “como deben hacerse”.
O vamos en el auto y nos molestamos porque otras personas no conducen “de la manera correcta”.
Solemos quejarnos usando frases como:
“tu deberías de respetar lo que acordamos”
“la gente debería ser más cuidadosa al conducir”
“mi jefe debería ser menos exigente”
“deberías comer más despacio”
“el no debería de hablarme así”
Aquí la palabra importante es “debería”. La usamos mucho para indicar que creemos que los demás deben cambiar su manera de actuar, que no estamos de acuerdo, que es incorrecto lo que hacen.
Como si nosotros fuéramos los poseedores de la verdad absoluta y los jueces que pueden determinar qué está bien y qué no. Todos lo hacemos. Creemos que nuestro punto de vista es el correcto, y que quienes se salen de nuestros parámetros, “están mal”.
Lo cierto es que para muchas personas, lo que nosotros hacemos está mal también. Y esto es porque todas las personas somos diferentes y pensamos y actuamos de maneras diferentes frente a una misma circunstancia, y aquí viene lo más importante: todos tienen la razón.
¡¿Cómo va a ser eso?!, te preguntarás. ¿Cómo es posible que todos tengan la razón? ¡Sólo una persona puede tener la razón! Bueno, pues no es así. Cada persona ve las cosas de acuerdo a una combinación única de ingredientes entre los cuales están: su manera de ser, su temperamento, su educación, las circunstancias que ha vivido, las personas que ha conocido, etc. Y esto hace que su manera de ver las cosas sea correcta: para esa persona.
Por esto no podemos caer en decir que el otro está mal o “debería” de actuar de tal manera, ya que cada persona va a actuar como ella cree que es correcto. Igual como TÚ actúas de acuerdo a lo que TÚ crees que es correcto.
Cambia una palabra y cambia tu vida:
Te proponemos que de ahora en adelante, en vez de utilizar la palabrita “debería”, la cambies por la frase: “me gustaría”. Cuando cambiamos el “debería” por el “me gustaría”, todo cambia. Ya no estás exigiéndole a la otra persona, ni estás asumiendo que tu manera de pensar es la correcta. Al contrario, estás respetando que el otro puede hacer las cosas como él decida, y que tiene derecho de hacerlo. No le estás exigiendo, simplemente estás manifestándole tu deseo, tu sentir, pero dándole al otro la libertad de ser como quiere, como decida. Si decide tomar en cuenta tu deseo, está bien. Si decide no tomarlo en cuenta, está bien también. Es su derecho. Puede no gustarte, pero no significa que el otro esté mal.
Hay una gran diferencia en decirle a alguien “tú deberías ser cariñoso conmigo”, a decirle “me gustaría que fueras cariñoso conmigo”. En la primera exiges, en la segunda sólo comunicas tu deseo, pero dejas que el otro decida si lo hace o no.
En vez de entrar en una lucha de poder y agotarte intentando que el otro sea como tu necesitas que sea, se trata de dejarlo ser como es, y ser tú quien decida si te interesa relacionarte con esa persona o no, sin que esto signifique que el otro está mal, simplemente puede ser que su manera de ser y la tuya sean muy diferentes y es preferible alejarse.
Te invitamos a probar esto y verás el impacto que tiene. Cada vez que te descubras usando el “debería”, cámbialo por un “me gustaría” y verás el resultado.