Artículo 7: Las habilidades para la comunicación en la pareja
Algunas de las habilidades de comunicación más comúnmente citadas y usadas por terapeutas conductuales y de pareja son las que a continuación se describen.
Escucha No-Defensiva (Gottman, 1994). Se trata de una actitud de escucha honesta, relacionada con la capacidad de empatizar, en la que se mantiene la conciencia de que es normal interpretar negativamente las palabras del otro y usarlas para continuar una pelea en lugar de atender al mensaje que realmente nos están tratando de transmitir. Es congruente con la regla de no interrumpir utilizada por muchos terapeutas y ayuda a respetar la percepción del otro sin tratar de desvirtuarla en aras de defendernos.
Escucha Activa (Gottman 1994). Se trata de un concepto que engloba otra serie de técnicas muy usadas en el entrenamiento de comunicación efectiva y que implican el transmitirle activamente al interlocutor que lo estamos escuchando con atención y haciendo el esfuerzo de comprender lo más fielmente posible sus ideas sin desvirtuarlas (es decir se trata de hacer señales que le indiquen al otro que tenemos una postura de escucha no-defensiva). Las técnicas más populares son el asentir, mover la cabeza, ver a la otra persona a los ojos, inclinar la cabeza hacia un lado, y demás señales que animen a la otra persona a seguir hablando. Además se estimula al oyente a hacer pausas y resumir lo que acaba de escuchar para corroborar con su emisor que está recibiendo el mensaje correctamente. Por supuesto se espera que el receptor no descalifique lo que está escuchando sino que lo valide como la experiencia subjetiva de su interlocutor, con la consabida aclaración de que aceptar que el otro haya vivido la experiencia narrada de la manera en que lo expresa no implica que el oyente tenga que estar de acuerdo con él o ajustarse a sus deseos, sólo que puede estar abierto a tratar de comprender la experiencia del hablante y que puede entender su perspectiva.
Apertura y transparencia personal compasiva. Hemos decidido usar este nombre para englobar los conceptos más comunes relativos a la idea de que la “buena” comunicación en las parejas exige un grado (para muchos autores un “grado total”) de apertura y revelación de los propios sentimientos y pensamientos hacia el compañero o compañera. Evidentemente hay diferentes opiniones que no analizaremos aquí al respecto de que tanta apertura o privacidad debe una pareja tener respecto de sus emociones y pensamientos, pero parece que la conclusión final es que este grado es algo que los miembros de la pareja deben determinar. Lo que si es casi un consenso y una coincidencia ente muchos autores es la siguiente lista de aspectos considerados dentro de este tema. Fowers (1998) hace un resumen muy completo de las diferentes ideas que muchos autores han tocado a este respecto y podemos abstraer las siguientes líneas guía que los investigadores y terapeutas recomiendan a las parejas.
Primero que la apertura o transparencia debe ser compasiva, como hemos decidido llamarle, en el sentido de que no debe usarse la honestidad como excusa para lastimar al compañero. La recomendación de abrir los sentimientos, pensamientos y deseos siempre tiene la advertencia de procurar expresarlos de manera tal que provoque el menor efecto negativo o sensación de crítica o devaluación en el otro. De hecho hay una corriente de terapia llamada “relationship enhancement” (Fowers, 1998) que específicamente busca entrenar a los interlocutores en este aspecto de poder escuchar y abrir sentimientos echando mano de los recursos de apoyo, escucha, empatía, etc. necesarios para no generar o permitir la aparición de mecanismos defensivos en el intercambio.
La apertura es considerada por varios autores como base de tres aspectos importantes de la relación (Fowers, 1998). Primero como la dinámica necesaria para la creación de intimidad, segundo como aquello que permite que los sentimientos que los miembros de la pareja tienen por el otro se mantengan y tercero porque es la manera en que los miembros pueden coordinarse con su pareja para satisfacer los deseos y necesidades que experimentan y que deben coordinar con el compañero.
Dentro de las necesidades y consecuencias más específicas mencionadas por el mismo Fowers en su ensayo que implican los tres puntos mencionados se encuentra la idea de que esta comunicación permite a los involucrados conocerse más a fondo o que el poder abrirse totalmente con alguien es una de las necesidades y deseos que pretendemos que el matrimonio solucione dentro de nuestra cultura hoy en día (cabe aclarar que la recomendación para los integrantes de una relación es que vayan creando mayor apertura poco a poco y no de tajo por que esto es más fácil de hacer y más recomendable). Así mismo se observa que la comunicación abierta permite a la pareja hablar y reflexionar sobre sus interacciones mismas y poder pedirle al otro que cambie o por lo menso intente cambiar ciertos aspectos de su conducta. A este respecto las recomendaciones para la comunicación es que sea lo más específica posible evitando quejas generalizadas.
Como el asunto más crucial de esta recomendación de apertura para la comunicación es la posible conflictiva derivada del mal manejo de la comunicación ofensiva en aras de la honestidad, Fowers liga con este punto otra de las técnicas y recomendaciones populares en el entrenamiento de comunicación. Le llama Edición citando a Gottman y sus colaboradores.
Edición (Gottman, Notarius y Markman, 1976 citado en Fowers, 1998). Se refiera a la habilidad que tiene que desarrollar los interlocutores para decidir que es lo no relevante a revelar en una conversación que pudiera resultar ofensivo o dañino para el otro. Incluye el hábito de buscar la manera más agradable o amable de presentar las cosas que se quieren comunicar. La edición es entonces la contraparte de la apertura y es la técnica que compensa la idea de compasividad que incluimos para el nombre de la categoría anterior en este resumen. El equilibrio entre la apertura y la edición, esto es el grado de apertura que tendrá la pareja, debe ser decidida por los mismos miembros de acuerdo con lo que les acomoda, es útil, etc. (Gottman, Notarius y Markman, 1976 citado en Fowers, 1998).
Algunos de los aspectos y estrategias descritas en estas técnicas pueden resultar bastante evidentes y quizá hasta obvios para muchos de los miembros de nuestra cultura, pero no debemos perder de vista que es posible que mucho de lo que consideramos en las técnicas arriba comentadas y sus consecuencias (como la creación de la intimidad, o el grado de apertura entre adecuado los cónyuges) puede estar –o mejor dicho- seguramente está permeado por tradiciones, ideas y construcciones sociales que le dan realidad para nosotros y en nuestra época. Queremos hacer este comentario para subrayar que dentro de la visión que nos ofrece un enlistamiento de técnicas de comunicación no olvidamos la relatividad que pueden tener las cosas por su dimensión cultural y que hemos discutido un poco al hablar de las expectativas frente al matrimonio y otros temas relacionados.