Ansiedad: La Función Del Miedo
Todas las personas sienten miedo alguna vez en su vida. Quizá los miedos más tempranos son ante todo aquello que pone en peligro nuestra sensación de seguridad, como la oscuridad, el estar solos, el sentirnos abandonados, etc. En fin, sentimos miedo hacia todo aquello que representa una amenaza para nuestra vida. Conforme vamos creciendo, algunos miedos permanecen, otros desaparecen y también surgen nuevos.
Así como hay miedos innatos, también muchos son aprendidos. Los miedos innatos son miedos que han evolucionado a lo largo del tiempo, y forman parte de nuestro repertorio de supervivencia. Dentro de los miedos innatos, hay una categoría que se refiere a los miedos preparados. Estos miedos no están activos al nacer, pero tienen la tendencia a accionarse rápidamente bajo determinadas circunstancias. Los miedos más comunes de éste tipo son los miedos a las arañas, serpientes, alturas y lugares cerrados, y se presentan en todas las culturas.
Los miedos aprendidos se generan debido a determinadas experiencias particulares que experimenta una persona y que le generan un miedo a un estímulo determinado, como puede ser el miedo a manejar un auto, el cual se adquirió después de un accidente automovilístico.
Todos los animales aprenden a tener miedo de aquello en el medio que les causa dolor o sufrimiento. Los seres humanos hemos aprendido no sólo a tener miedo de aquello que nos puede causar dolor físico, sino también de aquello que nos causa dolor emocional como humillación, culpa, desesperanza, arrepentimiento, etc.
El miedo es una especie de alarma, que nos avisa de la existencia de un peligro, con lo cual se activa todo unsistema de alerta tanto fisiológico como psicológico, para superar la amenaza y conservar la vida. En realidad es un mecanismo muy útil, ya que sin el miedo, no tendríamos cautela ante situaciones como acercarnos a una serpiente venenosa, cruzar la calle sin fijarnos si vienen coches o aventarnos de un avión sin paracaídas, por nombrar unos ejemplos, y seguramente el resultado de esto sería un daño muy grave o la muerte misma. De manera que el miedo es un mecanismo de extrema utilidad que funciona sin que nos demos cuenta, monitoreando todo lo que percibimos y reaccionando ante cualquier sospecha de un peligro.
El miedo es nuestra emoción más primaria. El miedo intenso toma control de todo lo que esté en nuestra mente y de nuestro cuerpo. Al sentir un peligro intenso, perdemos el interés por comer, dormir, por el sexo, o por cualquier otra cosa que no sea el buscar la manera de superar la amenaza.
1) El primero es el sistema primitivo del miedo. Todo animal cuando se siente frente a un peligro, toma una de dos acciones: huir o pelear. Esta es una reacción que es la base de todas nuestras reacciones ante el miedo, y ha estado presente por millones de años en muchas especies. Este sistema primitivo opera fuera del control de la conciencia y de la razón. Nuestro cuerpo detecta el peligro de manera automática, aún sin que nosotros estemos conscientes de ello, y reacciona automáticamente. El sistema de miedo primitivo percibe todo en cuestión de “amenazante”, o “no amenazante”, y si el peligro que percibe es suficientemente alto, desencadena una respuesta de miedo masiva.
El sistema primitivo procesa la información que proviene del exterior y crea una imagen que representa lo que está percibiendo. Mucho antes de que nosotros nos demos cuenta de lo que sucede, el sistema primitivo decide si lo que percibe del exterior es algo que representa peligro. Si decide que si hay peligro, se dispara la respuesta de huir o pelear. Mientras eso sucede, el cerebro continúa recibiendo más información del exterior, y va detallando esa imagen inicial. Con base en esta información más detallada, el sistema primitivo evalúa si su reacción inicial fue correcta, o si todo resultó ser una falsa alarma.
2) El segundo sistema de miedo llamado sistema de miedo racional es más lento y elaborado. Este sistema analiza a profundidad toda la información que recibe del sistema primitivo y el cerebro. Evalúa racionalmente la naturaleza de un miedo específico, y toma en cuenta diferentes posibilidades y opciones, incluyendo otro tipo de respuestas más complejas que las respuestas básicas de huir o pelear. Por ejemplo puede intentar engañar en lugar de huir, o en lugar de pelear puede intentar negociar. Este sistema es el que planea, contemplando todas las posibilidades y escenarios que debemos considerar conscientemente para evitar amenazas presentes o futuras.
El sistema primitivo del miedo comienza a funcionar alrededor de un décimo de segundo después de la primera percepción de peligro, antes de que nos demos cuenta de lo que pasa. El sistema racional del miedo entra en acción una fracción de segundo más tarde, después de que la información del exterior es procesada y se vuelve información consciente para nosotros.
3) El tercer sistema de miedo es la conciencia misma. La conciencia, es la que toma las decisiones. Hace de mediador entre el sistema primitivo y el racional, entre los conflictos que se generan entre la emoción y la razón. Analiza las opciones que presenta el sistema racional, y decide cual de éstas debe escoger. Incluso tiene la capacidad de detener la respuesta primitiva de huir o pelear, pero esto no es nada sencillo. El sistema primitivo es muy poderoso, y de él surgen nuestras fobias, las cuales son extremadamente difíciles de eliminar conscientemente. Si el sistema primitivo activa una respuesta de miedo ante las alturas, se activa ante toda altura, no importa si la persona está parada en la orilla de una barranca, o en el mirador de un edificio alto con barandales y protección suficiente. Para el sistema primitivo las alturas son alturas y dispara la misma señal de alarma ante uno que ante el otro. De aquí surge la fascinación por los juegos en las ferias, por ejemplo, en donde el sistema primitivo del miedo se activa ante el “peligro” de caer, de ser atacado y de sentirse vulnerable, mientras que aunque la conciencia sabe que en realidad no existe tal peligro, las emociones que se viven son muy intensas.
Se puede apreciar que el miedo es una emoción muy compleja pero indispensable para la supervivencia. Es una especie de guardián que siempre está alerta mientras nosotros realizamos todo tipo de actividades, y que cuando percibe una amenaza, no solamente nos lo hace saber, sino que prepara automáticamente a todo el organismo para que pueda dar la mejor respuesta posible y así incrementar las posibilidades de superar la amenaza. El miedo puede ser una emoción incómoda en algunas situaciones, particularmente en la vida civilizada que llevamos los seres humanos, pero lo cierto es que ese miedo siempre nos está protegiendo de todo aquello que percibimos como peligroso y que no nos sentimos capaces de superar, ya sea enfrentar a un león, o cambiar de carril en el periférico.
Aprender a superar tus fobias: