A 30 kilómetros de distancia de la zona desmilitarizada con Corea del Norte se encuentra la ciudad costera de Sokcho, Corea del Sur. Es una especie de ciudad en auge, con un nuevo flujo de turismo e industria. Reiniciar la economía de esta ciudad no costó nada. No hicieron nada.
Sokcho podría ser la única área en Corea del Sur donde se puede jugar Pokémon GO, como resultado de una falla técnica. A pesar de que los desarrolladores de Pokémon GO utilizaron una cuadrícula para bloquear al país, pero las formas geométricas no pueden cubrir perfectamente los contornos naturales del litoral. El resultado es un área pequeña en Corea del Sur donde la gente puede jugar Pokémon GO.
Sokcho ha sacado provecho de esta fiebre y ahora autobuses turísticos llevan los peregrinos de Pokémon en recorridos de varias horas hasta Sokcho.
El comercio generado por Pokémon GO no se limita a Corea del Sur en absoluto. En Estados Unidos, las compañías están utilizando señuelos de Pokémon para atraer a los jugadores de Pokémon a sus negocios. El Zoológico de Maryland en Baltimore, con más de 20 Pokestops y dos gimnasios, está realizando “Mañanas Pokémon”, donde expone “señuelos” para atraer Pokémon adicionales (se requiere entrada pagada o membresía del zoológico).
Pokémon GO es un fenómeno, y es posible sea un presagio de lo que vendrá: una nueva era de interacción humana, migración y comercio. Sokcho? Su auge es el resultado de una falla —no es una ocurrencia natural o el movimiento de toda una industria—, sino quizás una decisión ocasional de una sola persona.
Las películas de ciencia ficción siempre imaginan un futuro distópico donde la tecnología se vuelve “autoconsciente” y construye “terminators” o “matrix” para controlarnos. Por lo general es divertido, porque en realidad no creemos que pueda suceder. Pero el juego de realidad aumentada inaugural ya está afectando el comportamiento humano en el mundo real.