La meditación de atención consciente, o Mindfulness, es considerada ya una terapia clínicamente probada para la depresión, la ansiedad y otros problemas de salud mental. A medida que se investiga, se confirma su eficacia como una manera de ayudar a quienes sufren diversos problemas de salud.
Los neurocientíficos estudian profundamente cómo funciona realmente está técnica de meditación. Los meditadores se concentran en sus propias sensaciones, por ejemplo, en su respiración y esto parece tener un profundo efecto en el cerebro: después de sólo dos meses de práctica (tres sesiones de media hora a la semana durante ocho semanas), el tamaño relativo de ciertas estructuras en el cerebro cambia.
Una de las investigaciones que se ha realizado con resonancia magnética muestra que la práctica de la atención plena se asocia con una amígdala más pequeña (la amígdala es el centro de la respuesta primitiva de pelear o huir del cerebro).
Esta región el cerebro, asociada con el miedo, está implicada en la respuesta del cuerpo al estrés. Lo mejor de todo es que el rango de estos cambios se relaciona con el número de horas que una persona ha practicado, según Adrienne Taren, una de las investigadoras que ha estudiado la atención plena en la Universidad de Pittsburgh.
Lo que sugiere este resultado es que la meditación podría “encoger” la amígdala mientras que la corteza prefrontal, asociada con funciones cerebrales superiores como la conciencia, la concentración y la toma de decisiones, se vuelve más gruesa.
La conectividad funcional entre estas regiones, es decir, la frecuencia con que se activan a la vez, también cambia. La conexión entre la amígdala y el resto del cerebro se debilita, mientras que las conexiones entre las áreas asociadas con la concentración se hacen más fuertes.
En términos llanos, nuestras respuestas más primitivas al estrés parecen ser sustituidas por otras más reflexivas.
Dorsana Dorjee, investigadora principal en el centro de la Universidad de Bangor para la Práctica e Investigación estudia la mejor manera de poner en práctica programas de atención plena en escuelas primarias y secundarias del Reino Unido.
La autora indica que “podemos enseñar la meditación a los maestros, lo que reduce su estrés, y luego enseñar la técnica a los alumnos, dotándolos de habilidades para la vida”.
Con información de The Biologist.